Historia de esta tácita tregua

"Cuéntame las verdades que ocultas tras tu mirada, saturada de la flaqueza, en el titubeo de una sonrisa forzada.
Explícame que sientes cuando el llanto de una canción te golpea y trae a tu memoria momentos de cortejo y de memorables historias.
Abre tu corazón al montón de recuerdos que se niegan a viajar por tu espina dorsal, por temor a contaminar el flujo mismo y vital que aún te define como ser humano, amante e inmortal.
Detén el temblor involuntario de tus piernas y esfínter. Cierra tus puños un momento y respira lo más hondo y calmo que puedas.
A partir de este segundo perteneces a la paz que emana del centro mismo de tu plasma. Circulas y lates al compás de un músculo perpetuo, llamado corazón.
Mira mis ojos y ve en el fondo de ellos las respuestas a las interrogantes que te prohíbes formular.
Mira y toma mi mano, que estrechará a la tuya como se sostiene a un amante, a un amigo, a un elegido.
Cierra los ojos y siéntate en el piso. Recoge tu cabello y relaja tu ceño. Despeja tu mente, aclara tu pensamiento.
En este punto preciso tu respiración es un riesgo... Déjala de lado y ocúpate en el punto que vez en la oscuridad de tu intelecto.
Acércate a él y te llegará el discernimiento. Será tu aliado para lo que desees. Pero... ¡Cuidado!. Te seguirá y fortalecerá en lo que más anheles, para bien o para mal será tu espada y escudo. Nunca lo utilices para lastimar.
Cuida tu mirada, ya que te podrá delatar.
Nunca... nunca bajes la cara.
Abandona la guardia solo para amar. Si por amar te traicionan, será una muerte digna de experimentar.
El morir es solo suerte... una apuesta... una situación de azar.
Si albergas cualquier temor aléjate de mi lado. Si estás segura de tu decisión nos veremos mañana, a esta misma hora... en tu imaginación."

(Me gritó mientras el viento calaba mi delgada piel, una de las personas en quien más confío, antier durante un sueño en Mont Tremblant.)